En estos aciagos días en que un céfiro de primavera se siente un recuerdo lejano, que la fantasía de un tiempo blando parece solamente eso y que hay que vestirse acolchonadito hasta para ir al kiosco, parece inevitable contemplar la astronómica subida de las facturas de luz, gas o ambas. Son tiempos bravos, tenemos que echar mano de todo recurso posible para cuidar el dinero y evitar alimentar el calentamien... (mmmmkkkjjjjajajaja, dónde, quiero un poquitito)
Buah, recuperada la compostura, vuelvo a lo importante: mis humildes contribuciones a la economía familiar y a la ecología glob... kkkjkjjjj, ejem, mundial.
Paso a enumerar algunas de las cosas que me calientan, a saber:
•El chal que me regaló mi abu, ese me calienta la cara sobre todo, porque es de un rosa escandaloso.
•Las injusticias, de cualquier índole.
•Que me vengan a pedir el asiento en el bondi cuando traigo a Casper en el regazo.
•El cuerpo del Marqués.
•Los descuentos del 50% en televisores de LCD, mientras aumenten el pan, la leche, la carne, las verduras, los combustibles y el pan otra vez.
•Que me rompan el corazón sin previo aviso. Aunque sea, me prepararía para juntar los pedazos.
•Anunciar a mi otra abu que voy a visitarlos y que cuando llego no están.
•El 98% del elenco de "La Caída del Halcón Negro".
•Que se me cuelen en la fila.
•Algo que se me haya olvidado.
Pero lo que sin dudas me calienta es una taza de sopita en una media mañana escarchosa.
Qué vachaché, hay que pasar el invierno. Aún al precio del surgir del instinto asesino, ¿verdad? ¿VERRRRDAD?