los na'vi no usan pantalones

Si vieron la película Avatar (y si no la vieron, también) habrán notado que esas deliciosas criaturas azuladas apenas sí usan taparrabos. Mi quemado cerebrito me llevó hasta ellos a partir de una salida de paseo con mi bienamada madrecita y mi dulce hermana. Entre otras actividades altamente enriquecedoras fuimos a chusmear en locales de ropa, como previa a las liquidaciones que me van a servir para alimentar un poco mi ahora exiguo placard de invierno (Me estoy deshaciendo de las porquerías que usaba desde los 16, ¡Carajo, estoy harrrrrta de colores fríos, por muy invierno que sea quiero una polera naranja, necesito renovarme!). Tenía pensado hacerlo el año pasado pero, entre la epidemia de gripe A y mi silueta de sexy hipopótamo embarazado de entonces, no era negocio y tuve que posponerlo. Así que paseamos por varios lugares, probándonos diferentes cosas...
Amo los jeans, y amo mucho más al genio que inventó el tiro bajo, ideal para mujeres sin cintura, como su segura servidora, ahora ¿por qué mi3rd@, independientemente de marcas modelos y precios, siempre me sobran no menos de 6 centímetros de botamangas? Yo pago por esa tela sobrante también, para terminar enrollándola, cortándola o, en el mejor de los casos, haciéndole dobladillo para no romper los ruedos a pisotones ¡¿Por quééééééé?!!!!!!!!!! ¡Si ya no voy a crecer! Digo yo, las mujeres de este país NO somos nórdicas, NO somos arias, y, sobre todo, NO medimos 3 metros y medio, ¿para las piernas de quién fabrican la ropa? ¿dónde cuernos se cumple la ley de talles? ¡Y yo, que creía que no la necesitaba (parezco la cruza de una garza y una vuvuzela), ingenua de mí!
Pensé en la cantidad de chicas de todas edades, con más o menos kilos y/o centímetros, en lo que sufrirían cada vez que se enfrentaran a ropa hecha para gente antropométricamente imposible. En eso, oigo la voz de la vendedora: "¿Y, mami? ¿Cómo te fueron?" Pobre, sentí ganas de enrollarle una pierna de un pantalón en el cuello hasta que quedara azul como Neytiri.
Salí del probador, totalmente descorazonada, compartiendo frustración con mi igualmente vuvuzelesca hermana, cuando la matriarca nos pidió su opinión de un jean: debo aclarar que también le sobraba tela del largo, pero ella lo arregla usando tacos. Ahora bien, ¿era necesario que le enrostrara a mi golpeada autoestima su soberbio culo desafiante de las leyes de la física y el paso del tiempo sin electrodos ni cirugías, que no me quiso legar? (me carcome la envidia, me hago cargo). Veredicto: "¡Te queda pin-tado, ma!"
Por si no hubiese tenido ya suficiente, dejé que ellas me convencieran de probarme camisetas (¡¡¡Encontré una de color mango!!! Espero encontrarla cuando vaya, porque no es un color muy de invierno), me encantó cómo me quedaban, ajustadas, abrigadas, las mangas (¡milagro!) no me quedaban cortas, en fin, ¡divinas! casi casi me las llevé, si no hubiera dejado la tarjeta en la otra billetera, grrrrrrr... Volví a salir del probador, ya con mucho más entusiasmo, cuando oí desde el probador de al lado "¡Ay no! ¡Esto es para un orangután!" Una chica le abrió la cortina del probador a su amiga... que se estaba probando una camiseta de la misma marca y modelo que la mía... y le sobraban mangas... ¬¬
Ahí lo entendí. No es la industria textil, no es la moda, no es la ley de talles, no es fomentar la anorexia. Soy deforme, no hay nada que hacer.
Pero eso en nada cambia que los na'vi no usan pantalones, he dicho.