Uf, se me pegó esa cancioncita pedorra por culpa de mis vecinos, pero bueno, viene bien como título de este posteo. Tengo un ataque de compras, y lo estoy difiriendo. No se si lo había contado, pero me parece que soy gastadora compulsiva. Bah, no sé, no estoy segura. Siempre pensé que el comprador compulsivo sale radiante de su casa a hacer un mandado y vuelve atiborrado de paquetes, sin un peso y con cara de culo porque en el último local le rechazaron todas las tarjetas y yo soy un poquitín diferente. Este sería "comprador ametralladora" (ves-querés, ves-querés, ves-querés) y soy más "comprador francotirador" (veo, veo, veo, ve...¡quieroquieroquieroquiero!) así que estoy en la duda. De ser o no ser, digo. Lo que quiero (me corrijo, lo que NECESITO) está más que claro. En realidad, necesito dos cosas muy diferentes, que me costarán exactamente lo mismo y estoy entre las dos. No voy a decir qué son, porque aún no lo decido. Como pista, con uno podría dormir mejor, y con el otro pasaría noches en vela sobre el primero. Con toda seguridad, haré un berrinche más propio de Casper que de una mujer adulta si no tengo ninguno (o ambos...) y durará muuuucho más. Lo único que me detiene es la palabra del Marqués, claro que él ya está acostumbrado a estos ataques. Lo consulto y él sólo repite "A mí no me metas en tus cosas" (léase: casi todo está a mi nombre, también las cuentas) lo que equivale a que me diga "Y bueno, dale", pero a mí no me convence. Tengo una terrible crisis de pregasto, y una necesidad de palabras sabias (léase, ni mi madre, ni mi marinovio).
Ahora Casper y yo nos vamos al pueblo. Estoy haciendo las averiguaciones pertinentes para dar curso al ambicioso proyecto denominado "Lula's domain". Pero eso es otra historia, que prometo ir contando.